lunes, 4 de junio de 2007

La universidad heredada


Rosario Cárdenes tiene ahora 50 años e ingresó en el año 1976 en la Universidad Complutense de Madrid, en la facultad de Ciencias de la Información, fundada por Manuel Fraga, cuando era Ministro de Información y Turismo del régimen de Franco. Como muchos de sus compañeros, antes de entrar en la universidad ella ya tuvo que luchar para conseguir matricularse en la carrera que siempre había deseado estudiar. Entonces, el criterio de los llamados numerus clausus, que significa que la cantidad de plazas universitarias para una carrera determinada es limitada, era desconocido para los estudiantes, no como ocurre a principios del siglo XXI, cuando la nota media del bachillerato y la selectividad son los que determinan la entrada en una carrera.


En aquellos años había en España algo más de medio millón de estudiantes universitarios. Ella cuenta que había gente de derechas y de izquierdas, pero que, a causa de la represión del régimen franquista que acababa de terminar, los izquierdistas eran los que destacaban. Éstos protestaban y eran protagonistas de la mayoría de las huelgas universitarias, como las que tenían lugar en apoyo a los llamados PNN (los profesores no numerarios). Ellos eran jóvenes que estaban en una situación de inferioridad con respecto al resto de profesores y luchaban por la estabilidad laboral.

Los primeros años de universidad fueron, para los que entraron a mediados de los años setenta, en plena transición política hacia la democracia, una época de huelgas constantes, que se convocaban para conseguir material, para una gestión democrática de la universidad... La conciencia política de la mayoría de los estudiantes era sobresaliente.




Casi tres décadas después de aquellos años en los que la agitación política penetraba en la sociedad y, por consiguiente, en la universidad, en España hay unos cuarenta centros universitarios más y los estudiantes matriculados en el curso 2004/2005 pasaron del millón y medio. Y es que, desde el año 1975 hasta el final del siglo XX, la proporción de jóvenes de entre 20 y 24 años cuya única actividad es estudiar ha ido creciendo sin interrupción, aunque no todos ellos son universitarios, pues la Formación Profesional también es una opción para aprender un oficio. Este cambio deja claro la importancia que ha adquirido la enseñanza superior en España, que ya en el siglo XXI no es algo excepcional.



Galería de fotos sobre la universidad de los años 70

La universidad del siglo XXI

En el curso 2004/2005 se matricularon en las universidades españolas un total de 1.523.130 alumnos. Las luchas de estos estudiantes no tienen nada que ver con las que Rosario llevaba a cabo durante la Transición política española. El Plan Bolonia es uno de los asuntos que más protestas en forma de huelgas y manifestaciones ha provocado en los últimos dos años. Los jóvenes que están en contra de este plan aprobado por el Gobierno de Zapatero se quejan de que es una propuesta elitista y que supone una paulatina privatización de la Universidad. A consecuencia del Plan Bolonia, la licenciatura de Humanidades se ha visto en peligro, lo cual ha sido también motivo de la movilización de parte del alumnado universitario en España.

De los más de un millón y medio de universitarios españoles, 947.709 tienen entre 18 y 24 años, lo que significa que la gran mayoría de los estudiantes entran en la universidad cuando acaban de finalizar el bachillerato y realizar el examen de selectividad. Pero la llamada “universidad para mayores” da la oportunidad de diplomarse o licenciarse a aquellos que en su momento no entraron en la universidad. En España hay 575.421 universitarios que tienen más de 25 años.

Como ocurrió durante el siglo XX con la generalización de la enseñanza básica, cuando la universidad se ha convertido en una prolongación de los estudios secundarios, sin suponer un privilegio ni una excepción, los alumnos han de especializarse cuanto más mejor para tener un buen puesto de trabajo o, simplemente, para diferenciarse del resto. Quizá estas son dos de las razones por las que, en el curso 2003/2004 se matricularon en España 76.251 licenciados en cursos para doctorados. Éstos son los llamados universitarios de tercer ciclo. Y es que cada vez son más los años que los españoles pasan en período de formación.

Cuando en 1970 el régimen de Franco creó la Ley General de Educación (LGE), la enseñanza obligatoria y gratuita se estableció hasta los 14 años, para aumentarse hasta los 16 en 1985, cuando se aprobó la Ley Orgánica reguladora del Derecho a la Educación (LODE). Desde entonces, ha crecido cerca de un millón el número de personas que dedican, además de los 10 años obligatorios y gratuitos, cinco o más para especializarse. Al final del curso 2003/ 2004 había 207.577 graduados universitarios más en España, de los cuales 62.897 eran diplomados y 92.689 obtuvieron una licenciatura. Estos estudiantes conocieron la universidad del nuevo siglo, más normalizada y mejor equipada, sin más lucha que la que cada uno se propone para conseguir los resultados académicos que se ha marcado.

El Plan Bolonia

El Proceso de Bolonia se inició a partir de la Declaración de Bolonia, que firmaron en esta ciudad italiana en 1999 los ministros de educación de la Unión Europea. La Declaración tenía como objetivo facilitar el intercambio de titulados así como adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales y del mercado de trabajo. Todo esto condujo a la creación del Espacio Europeo de Educación Superior, un ámbito al que se incorporaron países incluso de fuera de la Unión Europea y que serviría de marco de referencia a las reformas educativas que muchos países habrían de iniciar en los primeros años de este nuevo siglo.

El comienzo del proceso
Tiene como precedente la firma de la Carta Magna de Universidades por parte de rectores de universidades europeas y diez años después, la Declaración de Sorbona en una reunión de ministros de educación de Alemania, Italia, Francia y Reino Unido. Un año después, 29 ministros de educación europeos firman la Declaración de Bolonia, que da el nombre al proceso y en el que se basan los fundamentos del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), que estará finalizado en el año 2010. En reuniones posteriores, se perfilan más cambios y se añaden más estados, aunque el ritmo de implantación es desigual entre los diferentes firmantes. La próxima reunión está prevista que sea en Londres en el 2007.

Principales cambios

  • Sistema Europeo de Transferencia de Créditos. Con este sistema se quiere mejorar la comparación y transferencia de los cursos impartidos en cualquier estado europeo. Para calcular la duración de un crédito se enfatiza el tiempo de estudio que tiene que dedicar el alumno, que no el número de horas lectivas.
  • Suplemento Europeo al Título. Es un documento que se anexa al título y que describe los estudios cursados para hacer posibles una homologación y comparación a nivel europeo.
  • Sistema de titulaciones de 2 ciclos. Partiendo del modelo anglosajón, las titulaciones consistirán en un primer ciclo de carácter genérico de 3-4 años de Grado y un segundo ciclo de 1-2 años para la especialización, el Máster. La diferenciación entre diplomaturas y licenciaturas, por ejemplo, ya no existirá.

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Países firmantes

Albania - Alemania - Andorra - Armenia - Austria - Azerbaiyán - Bélgica - Bosnia y Hercegovina - Bulgaria - Croacia - Dinamarca - Eslovaquia - Eslovenia - España - Estonia - Finlandia - Francia - Georgia - Grecia - Hungría - Irlanda - Islandia - Italia - Letonia - Lituania - Luxemburgo - Malta - Moldavia - Noruega - Holanda - Polonia - Portugal - Macedonia - República Checa - Rumania - Rusia - Serbia - Montenegro - Suecia - Suiza - Turquía - Ucrania - Reino Unido - el Vaticano - Chipre

Motivaciones

  • La movilidad estudiantil y laboral en el espacio europeo, en consonancia con el programa Erasmus.
  • La configuración de un sistema europeo de educación y de investigación más atractivo a nivel mundial.
  • Una mejora de la incorporación de los estudiantes al mundo del trabajo gracias a un carácter más modular de las titulaciones.

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